Chuso no sabía lo que era el amor de pareja, ni nada que no fuera algo más de una noche y dos o tres desaliñadas citas más. A sus veintiséis se embarcó a Ibiza para estar un año desprendido de su entorno y vivir nuevas experiencias. Dejó su humilde barrio de San Nicasio en Leganés por una habitación en el de Can Escandell, también conocido como "Casas Baratas". Como se dice, el mismo perro con distinto collar. Pero estaba en una isla y eso te cambia.
Hasta que se asentó laboralmente como aparcacoches de Pachá, dedicó las primeras semanas a la vida nocturna , a veces, día y noche. Parecía que la isla le llamaba sólo para eso y acabó asustándose. Conoció a napolitanos traficantes de éxtasis, reconoció a un buen número de personajes famosos y trató con gente variopinta y extravagante de todas las procedencias, ávidos de diversión y drogas, algunos con los bolsillos llenos y otros llenos de angustia, sudor y polvo. Dos caras de Ibiza que le sorprendieron ásperamente.
Aquella noche de miércoles, recaló en un pequeño y misterioso pub a espaldas del mar donde se congregaban aquéllos a los que les cuesta volver a casa. Allí conoció a Giselle, una chica de Barcelona de ascendencia teutona, con un cuerpo escultural formado en el deporte y un pelo fino y dorado, que tanto atraía a Chuso. Sintieron una atracción muy especial, hablaron como si se conocieran de vidas pasadas, un encuentro en el que todo era sí, sí y sí. Desde aquella noche, no apareció por Casas Baratas, que no fuera a por ropa y ordenar la casa. Se vio avocado al abismo del amor sin poder remediarlo. Calas recónditas viendo atardeceres, pubs con un jazz exquisito frente a las texturas del Mediterráneo, días de ensueño en Formentera volviendo en el apacible silencio mental del anochecer en el barco y un largo etcétera de nuevas experiencias junto al amor de su vida.
Pobre e incauto de él, se lo creyó y pensaba que el sueño iba a ser para siempre. Al acabar la temporada llegaron algunos desencuentros y a finales de octubre tuvo que volver a Madrid para intentar recuperar su empleo de soldadura en la fábrica de Koolair, S. L. Giselle anhelaba experiencias, es cierto que fue mutuo, pero era bastante más joven que él y sus planes poco tenían que ver con los suyos, ni siquiera le ofreció quedarse en la isla al terminar la temporada. Pasado el luto, encontró su nuevo objetivo, un barman italiano llamado Andrea del pub de moda en Figueretas. Y Chuso... Pasó de chaval a hombre.
Edpukazn, a 12 de septiembre 2024
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