miércoles, 16 de octubre de 2024

Primus inter pares


 

El alboroto iba in crescendo en los momentos previos a la clase. El profesor Óscar Pacheco hizo entrada y allí mismo encontró la apoteosis en forma de bolas de papel danzantes de un lado a otro de la clase y avionetas perfectamente elaboradas que se estrellaban directamente en la pizarra; otras planeaban suavemente en círculo pareciendo ir a cámara lenta. La magia estaba servida. 

Óscar sonrió, se llevó la mano al corazón e hizo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento. Con paciencia inusitada, trató en vano de silenciarles. Sólo el tiempo conseguía ese propósito. Cada flujo de frases era respondida con frenesí por sus alumnos, llegando a aplausos compulsivos y hasta silbidos, lo que le hacía retrasarse siempre los contenidos. Unamuniano, compasivo, bondadoso, risueño, monologuista... Les administraba esas píldoras de excentricidad rayano en delirios que a los muchachos les hacía enloquecer. Se sentían comprendidos.

Aquella fría mañana de diciembre, se conmemoraba el doscientos aniversario del fallecimiento del compositor W. A. Mozart. Les hizo escribir en una página en blanco y letras capitales: M O Z A R T, para después hacerla añicos y tirarlos a una papelera que el mismo profesor portaba del brazo. Toda una lección de impermanencia y desapego. Previamente, hizo sonar en el hilo musical el Réquiem de Mozart, en la secuencia de Lacrimosa, y en augusto semblante, caminó por los pasillos recogiendo los trozos de papel, como en una solemne procesión.

 Al fin lograba ese silencio, incluso más allá.

Edpukzan, 16 octubre de 2024.

jueves, 26 de septiembre de 2024

A Lola

 Se acercó por detrás y me dijo que no lo hiciera, que era un ser vivo como yo y que pensara en cómo me sentiría si me hicieran lo mismo.

Solté la rama como si me quemara. 

Yo simplemente limaba con ella el tronco de un árbol y me divertía ver cómo asomaba el interior de la corteza, de un color verde muy intenso, casi luminoso. En realidad, se escondía un gusto demoníaco que a mis ocho años no podía contener ni entender. 

Al llegar a casa, le pregunté a mi madre si los árboles sentían. Dudó y me dijo que creía que no, pero que no estaba bien rasparlos, que aunque cicatrizaban, lo idóneo era verlos en su estado natural. ¿Cicatrizar?, la duda no se aclaró al hojear el libro de ciencias naturales de mi hermano Fonso y con ella viví hasta la llegada al Instituto. Finalmente, se esclareció y pude descansar: los árboles no sentían.

Aunque lo sentíamos, y mucho, si no estaban entre nosotros.


Edpukzn, 26 septiembre 2024

sábado, 21 de septiembre de 2024

Salva en Picos del Infierno

 Echó la vista atrás y sintió el abismo de piedra y hielo bajo sus pies, somatizado en unos segundos de inquietantes temblores. Una caída o un traspiés, suponía acabar no sabía dónde, pero casi con seguridad envuelto en una caja de pino a los dos o tres días. En unos momentos que se le hicieron muy largos, tuvo que decidir si continuar, si merecía la pena arriesgar en lo que podría acabar en tragedia. 

Decidió que sí. A ojos de la mayoría, por supuesto que no, pero Salva no era como la mayoría, era un valiente bombero de Elche y para él, asumir esos riesgos significaba estar vivo. Ansiaba su primer tresmil del Pirineo y sin mirar atrás puso todo el coraje en esa parte tan complicada en la que se sucedían las caídas de trozos de hielo y piedras a consecuencia del deshielo. Una de ellas pudo haber acabado con él si le hubiera dado, pero acabó rozándole y logró completar el tramo para ponerse a salvo, con el sentimiento de haber salvado la vida como por un milagro.

Los últimos cien metros eran de una pendiente algo más suave y le llevaban a la cima, al logro, la satisfacción... la Felicidad. ¿No era esa la meta de todo ser humano?

- Cada uno a su manera...  Llegó a verbalizar, ante ese embrollo mental que le ocupaba en la soledad de los últimos metros.




Ya en la cima encontró a tres escaladores veteranos, que hechos a estar a esas alturas, charlaban con el gozo de haber conseguido la cumbre. Salva ni celebró ni estuvo cómodo en ningún momento pues eran unas vistas nuevas tan sobrecogedoras que no lograba serenarse, a lo que se añadía la incertidumbre de bajar esa parte que ahora veía casi imposible. Comió un par de barras energéticas y bebió unos buenos tragos del camelback, notando el lento descenso del líquido por la espalda y a la par, el sudor frio que se apoderaba del torso. Decidió bajar para no sumar los temblores del frío a los del pánico. 

Cuando se acercaba decidido hacia a esa zona tan expuesta, sintió un potente silbido desde atrás:

- ¡¡¿Dónde vas por ahí?!!,  exclamó uno de aquellos montañeros que le sucedían.

- ¿¡Eh!?, ¡Por ahí he venido!, gritó con incredulidad.

- ¡¡Esa ruta es invernal y hay que llevar piolets!!, ¡¡Ni se te ocurra bajar por ahí sin piolets!!

Salva lo entendió todo, había grabado la ruta invernal de gps sin darse cuenta, de ahí las zonas tan complicadas por las que había pasado, que requerían casco y piolets.

- ¡¡Joder!!... ¡Por ahí he subido!. ¡Vuelvo y voy con vosotros!

Rápido Ginés, que así se llamaba el montañero aragonés, notó la inexperiencia de Salva y se sintió molesto por la situación que podía haber generado para todos:

- ¡Claro!, ¡¿Cómo se te ocurre ir por ahí!?... ¡¡y sólo!!

Cuando se les unió, pudo ver el rostro agrietado y la nariz aguileña, afilada por la astucia, de quien le había alertado de su confusión al bajar.

-¿Me avisaste tú, verdad?

Un silencio se hizo entre los cuatro.

- Pues me has salvado la vida.

- ¡Quizás sí!, le espetó, atravesándole con la mirada fija en sus ojos.

Edpukazn, 20 septiembre 2024.

martes, 17 de septiembre de 2024

El leal Hawen

Adoraba el estado en el que le dejaban los chupitos de licor de hierbas y raro era no verle en la puerta del Juli los domingos a media mañana, llamando la atención desde la distancia por su conducta volatinera. Vestía camisetas de equipos de fútbol, tan alejados y dispares como el Málaga, el Valencia o la Real Sociedad, que junto a su cabeza rapada y esos giros de torso tan bruscos, le daban el aspecto de un auténtico skinhead. Algunos desconocidos se cambiaban de acera al verle. A sus amigos más cercanos les daba cabezazos suaves con la frente como símbolo de amistad que a veces, no controlaba y chillaban de dolor:

- ¡Vete a la mierda, Hawen!



 Yo era nuevo en este barrio de Usera y por el motivo que fuera, le caí en gracia y cuando me veía, rápido se acercaba o me llamaba y me ofrecía generosamente una consumición por una pequeña charla. Entregado en cada frase, cada argumento, se llevaba el puño al pecho en señal de lealtad y levantaba un brazo señalando al cielo para indicar hasta que punto me tenía afecto, que sinceramente, me abrumaba y hasta me espeluznaba. Al momento, fruncía el ceño y me recordaba que estaban hablando mal de él y quizás tendría que ajustar algunas cuentas por el barrio. 

 Un personaje realmente ambivalente, en lo que tardaba en caer la colilla que arrojaba, alternaba de un odio sin mucha consistencia a sentimientos de franca calidez, pureza y pasión. Con los años, se fue aclarando su verdadera identidad, Hawen era así, daría la vida por cualquiera de sus amigos y jamás oí que formara parte de algún episodio violento.

Edpukazn,  17 septiembre 2024

 

jueves, 12 de septiembre de 2024

Ibiza's heritage

 Chuso no sabía lo que era el amor de pareja, ni nada que no fuera algo más de una noche y dos o tres desaliñadas citas más. A sus veintiséis se embarcó a Ibiza para estar un año desprendido de su entorno y vivir nuevas experiencias. Dejó su humilde barrio de San Nicasio en Leganés por una habitación en el de Can Escandell, también conocido como "Casas Baratas". Como se dice, el mismo perro con distinto collar. Pero estaba en una isla y eso te cambia.

Hasta que se asentó laboralmente como aparcacoches de Pachá, dedicó las primeras semanas a la vida nocturna , a veces, día y noche. Parecía que la isla le llamaba sólo para eso y acabó asustándose. Conoció a napolitanos traficantes de éxtasis, reconoció a un buen número de personajes famosos y trató con gente variopinta y extravagante de todas las procedencias, ávidos de diversión y drogas, algunos con los bolsillos llenos y otros llenos de angustia, sudor y polvo. Dos caras de Ibiza que le sorprendieron ásperamente.

 


 

Aquella noche de miércoles, recaló en un pequeño y misterioso pub a espaldas del mar donde se congregaban aquéllos a los que les cuesta volver a casa. Allí conoció a Giselle, una chica de Barcelona de ascendencia teutona, con un cuerpo escultural formado en el deporte y un pelo fino y dorado, que tanto atraía a Chuso. Sintieron una atracción muy especial, hablaron como si se conocieran de vidas pasadas, un encuentro en el que todo era sí, sí y sí. Desde aquella noche, no apareció por Casas Baratas, que no fuera a por ropa y ordenar la casa. Se vio avocado al abismo del amor sin poder remediarlo. Calas recónditas viendo atardeceres, pubs con un jazz exquisito frente a las texturas del Mediterráneo, días de ensueño en Formentera volviendo en el apacible silencio mental del anochecer en el barco y un largo etcétera de nuevas experiencias junto al amor de su vida.

Pobre e incauto de él, se lo creyó y pensaba que el sueño iba a ser para siempre. Al acabar la temporada llegaron algunos desencuentros y a finales de octubre tuvo que volver a Madrid para intentar recuperar su empleo en la fábrica de Koolair, S. L. Giselle anhelaba experiencias, es cierto que fue mutuo, pero era bastante más joven que él y sus planes poco tenían que ver con los suyos, ni siquiera le ofreció quedarse en la isla al terminar la temporada. Pasado el luto, encontró un nuevo objetivo, un barman llamado Andrea del pub de moda en Figueretas. Y Chuso... Pasó de chaval a hombre.

 Edpukazn, a 12 de septiembre 2024