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jueves, 26 de diciembre de 2024

Eau de Parfum

Era cerca de la enésima cita de Jesús con una mujer y aún sentía esos nervios de cuando era un quinceañero. Como de costumbre, llegó un rato antes, se postró en la barra de un bar cercano y bebió una cerveza mientras trasteaba en el móvil en busca de algo que le distrajera. Paloma se llamaba. Se puso a divagar y buscar inspiración al pronunciar su nombre, Paaa looo maaa. Lo encontró un tanto plano, insípido, le recordó a Pablo Picasso y su dibujo de la paloma de la Paz de 1949, a su hija Paloma Picasso y su línea de perfumes. Se olió la bufanda para comprobar que aún olía al suyo, aunque nada tenía que ver con el francés, le pareció digno y atrayente. 


 Al encontrarse con Paloma, su corazón le arremetió con fuerza, le había sorprendido su estampa y se puso contento aunque controlado. Después de tantos fiascos, no quería hacerse vanas ilusiones. 


—¿Qué perfume usas? —preguntó Paloma, ante el agrado de su olor.

—El primero que he cogido —dijo, por no saber el nombre, ni detallar su origen de supermercado.

—¡Ah!, pues hueles muy bien.


Se fueron a la barra a tomar unas cervezas. Ambos se fijaron en los gestos y microgestos de su acompañante para buscar esa sintonía, sensaciones o quizás la veracidad en lo que se estaba diciendo. A la tercera cerveza, la conversación se distendió y Jesús fue al baño a inspirar, tomar presencia y conciencia de sus emociones. Paloma salió a dar unas caladas del "vapi" y a la vuelta se encontraron. Decidieron cambiar de asiento para ponerse más cómodos y unir sus cuerpos, que ya ansiaban contacto.


Tras los siguientes dos tragos, la figura de Paloma se transformó de lo mundano a lo divino, a un ángel de la seducción, una venus, el amor de su vida, la geometría perfecta de Leonardo da Vinci... Jesús oyó las palabras más inteligentes y apropiadas que jamás había oído de nadie. Se acercó hacia su cuello y en un arranque descontrolado la besó, claudicando a su poder de atracción. Adán había mordido la manzana. Sencillamente, no pudo más. Olió su cuello y boca, perdió la consciencia y se desvaneció. Al recobrarse, preguntó a Paloma si había echado algo en la bebida o en su cuello, al perder la voluntad de esa manera, como un muñeco enamorado y tonto. Ingeniosamente, sacó del bolso un diminuto frasco de laca de uñas y lo balanceó como si ahí tuviera la respuesta:


—No bobo, ni pócima, ni llevo perfume... Es mi olor.

 


Edpukzan, a 26 de diciembre de 2024 

domingo, 1 de diciembre de 2024

El bar de Abdu

 El bueno de Abdu prepara shisha para Fátima en su bar del downtown en la calle Hussein Basha Al Meamari de El Cairo. Son las 16:55h. De fondo, suena la megafonía de la oración del maghrib, llenando su acto de sacralidad. Abdu es un hombre sereno, elegante y muy profesional... Totalmente concentrado en su práctica de poner tés, cafés y preparar shisha para sus clientes. Algunos de ellos son ejecutivos, lo que contrasta con la clara humildad del local, y es que Abdu desprende una paz que es reclamo para sus clientes, ese momento de desconexión de esta desquiciante ciudad. 

Frente al bar, un musulmán jorobado con el típico gorro taqiyah y pequeñas gafas de lector, prepara unos cubos rellenos para que no aparquen los coches y habla con todo el que por allí transita. Parece y se mueve como una ardilla pero es un jubilado cuyo quehacer diario es estar pendiente de que esa porción de calle esté lo más arreglada posible. Ante cualquier desequilibrio pone el grito en el cielo para sí mismo, o quizás para Allah. Sólo aparece por las mañanas, al igual que Abdu, relevado éste por el nubio Mohamed al atardecer y hasta las tres de la madrugada, hora de cierre del local.



Fátima aspira la shisha con gran energía, goza escuchar el sonido burbujeante del agua y verse rodeada del humo mezclado con el vapor. Es a lo que tiene más apego, ritual que repite hasta en cuatro ocasiones diarias. Sostiene a otro de sus grandes apegos, su perro Gugu, un ejemplar de perro del Faraón, que a sus tres meses, se debate entre una vida de peligros y sufrimiento en El Cairo por otra de comodidades y carantoñas en la lejana provincia de Huesca. No puede evitar soltar unas lágrimas ante esta probable pérdida, pero es lo mejor que puede hacer por él, en su casa, el resto de sus perros no aceptan a la criatura faraónica. Abdu, intuye todo lo que está pasando mientras prepara otro té con menta para Fátima. Esta vez, no admite cobros.

Edpukazn, a 1 de diciembre de 2024.