Lucrecia es la persona más peculiar que he conocido y más excéntrica, no me gusta decir rara porque la aprecio y me parece un poco despectivo. Con decirte que es tanatopractora, te lo digo todo. Sí, esos que maquillan y visten a los muertos, hasta los vacían de órganos a veces... De cada cuatro frases, las cuatro habla de muertes, enfermedades, moribundos y el Más Allá, ¿cómo se puede estar bien así?, difícilmente, creo yo... Me habló de los vasos canopos, esos donde metían las vísceras de los difuntos los antiguos egipcios, describiendo a detalle cómo las extraían del cuerpo con las mismas técnicas de hoy y la relación que tenían con los dioses. El abuelo que estaba al lado, casi se atraganta con el desayuno.
Tras el café y la tostada, fuimos a comprar unas patatas agrias que están bien de precio y aprovechando, algo de vino para el viejo... De camino, nos hemos topado con Javi, siempre tan irónico y sarcástico que nunca sabes si habla en serio, lo cual me hace mucha gracia y teniendo a Lucrecia al lado hablando de sus vísceras, me dio por no parar de reír. ¡Vaya trío!, imagina, estuvimos recordando los viejos tiempos por "Chapi" y Javi nos ha recomendado un par de recetas de una salsa brava espectacular para añadir a las patatas. Las suele poner en su bar y son todo un reclamo. De eso sabe bastante, pues es criador de palomas mensajeras, ¿lo sabías?, y participa en torneos, con vuelos hasta el norte de África, como se hacía en la época del Protectorado. Se nos despidió con un guiño y un Niño, tráeme seis tacones. La guinda ha sido ver la cara de Lucrecia tratando de imaginar a qué se refería con el pedido. Pues eso, cuando nos veamos, ya te cuento en persona.

Edpukazn, a 17 de febrero de 2025.